Cada vez que hago una entrada nueva es como si otro ser adentro de mí tomara el control. ¿Por qué lo digo? Pues porque realmente nunca me acuerdo sobre qué escribí hasta que lo leo una segunda vez. Es increíble, pero cierto. Quizá es porque precisamente mis escritos son tan espontáneos, no sabría decirlo con claridad. Es bastante cómodo, pero al mismo tiempo triste, que nadie se pase a leer mi blog. Ni siquiera he puesto un shoutbox para las visitas, pero asumo que cuando se me venga en gana lo voy a poner.
Me gusta escribir historias, pero no sé simplemente a veces no tengo mucha inspiración para hacerlas... tal vez por temor a que nadie las lea, tal vez porque no sé por dónde empezar... tal vez... tal vez y sólo tal vez. Debería de estar escribiendo mi historia para la Revista Ñ, pero ya encontraré el tiempo y el momento para hacerlo. Este domingo hay reunión y debo ir... en parte tengo ganas y en parte no... esa clase de cosas me ponen un tanto nerviosa. Aunque eso no es digno de un mangaka... es deshonroso... así que intentaré controlarme un poco más.
Mi cerebro está tan lleno de ideas que incluso se confunde a sí mismo. Está saturado, pero es porque yo lo quise así. Ese bloqueo mental es el que me impide crear una trama más elaborada en las historias. Aunque a mi historia pasada sí le puse bastante empeño y al parecer mucha gente no la entendió. Pero en fin, no puedo esperar que a todos les guste... es casi imposible.
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